La XI Espicha BAILAFACIL fue un
exitazo, como todas las anteriores, amigos. Nada menos que 163
comensales nos dimos cita en el Restaurante 'Las Peñas'
el pasado sábado 22 de febrero para dar cuenta de un delicioso
menú y después bailar 3 horas largas no
confundir con 3 largas horas a ritmo de cumbia, pasodoble,
chachachá, vals, bachata, merengue, salsa, kizomba, etc. Y todo
por 30 euritos de nada.
Las fotos que muestran
UN DEDO al pasarles el puntero por encima pueden ampliarse.
Haz CLIC sobre ellas y se abrirán en una nueva ventana.
En cuanto despachamos la cena, poco antes
de las 12 de la noche, pusimos en marcha la música
y como de costumbre en todos nuestros eventos la pista
se llenó de bailarines desde el primer minuto. A partir de
ahí... lo de siempre: gran animación, risas, charla,
copas, diversión y todo lo que viene incluido en una reunión
social donde el principal objetivo es bailar de todo y pasárselo
bien. Las imágenes muestran a la perfección que
el ambiente fue extraordinario durante la velada y todo el
mundo disfrutó a lo grande.
Voy a aprovechar hoy para explayarme
un poco sobre untemita que sale a colación de
vez en cuando. Ultimamente con Las Peñas, pero otros años
con otros restaurantes: alguna gente se quejó de que la
cena no fue abundante, no estaba bien cocinada o simplemente no
les gustó. No digo nada al respecto; para gustos, colores.
Yo la encontré correcta, teniendo en cuenta el precio
y el tipo de menú. No obstante, rogaría
a todo el mundo que considerara algunas cuestiones antes de sugerir
a la ligera que no hay que volver a este o aquel local. No es nada fácil
encontrar restaurantes capaces de albergar eventos para entre 150
y 200 personas, con sitio abundante para bailar, buena ventilación,
precios razonables no solo del menú, sino también
de las copas posteriores, que nos atiendan bien y nos faciliten
las cosas. De hecho, es tan difícil que en los últimos
años casi siempre vamos a los mismos. Resumiendo: la
comida es importante, por supuesto... pero lo es mucho más
todo lo que acabo de mencionar, ya que se supone que principalmente
vamos a bailar, no a comer, ¿verdad? Pues eso.
Rollos organizativos aparte, sigo con
lo que de verdad importa: las 3 horitas de baile, que siempre
nos parecen escasas, pese a aprovecharlas a tope, como podéis
ver en el montonazo de fotos chulas que ilustran este reportaje.
Sí, sí, ya sé que yo salgo en demasiadas
pero ¿qué queréis, que me tire al suelo
cuando veo una cámara? Lo cierto es que salgo mucho
en la foto por la sencilla razón de que soy grande
y estoy constantemente en la pista. Algunos datos al respecto:
sonaron exactamente 60 canciones 8 bachatas, 5 boleros,
1 blues, 4 chachachás, 5 salsas, la coreografía, 7 cumbias,
5 kizombas, 11 merengues, 4 pasodobles, 5 rocks, 1 tango y 3 valses,
por si a alguien le interesa de las que bailé 45...
y en las 15 restantes tomé fotos, grabé vídeos
y pinché. Vamos, que estuve en el centro del
meollo toda la noche.
A la una y cuarto de la mañana
llegó uno de los momentos más esperados de cualquier
evento BAILAFACIL que se precie: la coreografía en grupo
que ensayamos en todos nuestros cursillos previamente. En esta ocasión,
volvimos a hacer la de 'Danza kuduro' y salió bordada,
salvo por el notas de la sudadera en primer plano, que
va a su bola. Sí, hablo de mí. No es que
se olvidaran los pasos, eh, simplemente me aburro de hacerlos
siempre igual. ¡Probad a repetirla veintipico veces en
las 3 semanas anteriores, como hago yo, y luego me contáis!
El resto de la noche transcurrió
sin más incidentes que el ghosting que me hicísteis
entre todos en el único tango que sonó, obligándome
a bailarlo solo. ¡Cobardes! No pongo la música para
lucirme yo, sino para que bailéis todos, que sabéis.
La próxima vez no pincho ningún tango... o igual paso
la gorra después, ya veré. Coñas tangueras
aparte, lo que siguió al momento coreografía continuó
por los mismos derroteros que lo anterior, con la pista llena hasta
los últimos 10 minutos, cuando ya empezó a marcharse
gente y hubo algo más de espacio para bailar.
Como siempre, la fiesta terminó
a las 3 en punto de la madrugada, todavía con más
de la mitad de los asistentes bailando. Después, recogimos
y cada mochuelo se fue a su olivo, o como rayos se diga. En resumen,
fue otro evento fantástico con un gran ambiente de
baile y en el que todos los presentes contribuyeron al éxito
del mismo con su buena actitud, como muestra claramente en apenas
6 minutos el vídeoclip de la velada que os dejo a
continuación a modo de colofón del reportaje. ¡Mil
gracias y hasta la próxima, majos!